Sin lugar a dudas la parte más importante y conocida del edificio de las escuelas mayores es su fachada, en parte por una pequeña rana sobre una calavera que todo turista que se precie busca, aunque no es la única curiosidad... entre toda esta labor de filigrana. Labor que puede verse en otros edificios de la ciudad y que debemos agradecer a nuestra piedra arenisca de Villamayor, piedra de carácter dúctil que favorece la creación de laboriosas decoraciones y de envejecida tez dorada. Y es que los años de exposición a la intemperie producen esa pátina dorada única a nuestra rubia piedra pues el color de esta se torna pálido en los interiores donde la erosión del aire, sol, lluvia no han efectuado su aúreo efecto.
Miguel de Unamuno escribía"Del color de la espiga triguera
ya madura,
son las piedras que tu alma revisten,
Salamanca;
y en las tardes doradas de junio
semejan tus torres
del sol a la puesta,
gigantescas columnas de mieses
orgullo del campo
que ciñe tu solio."
El sol dorado del atardecer reflejado sobre la vejez dorada de nuestra piedra son el mejor momento para el deleite y contemplación de nuestro joyeles arquitectónicos como esta fachada de la Universidad, y es el motivo por que hemos recibido el apodo de Ciudad dorada.